Esta pesquisa resulta ser cualitativa, interesándome la particularidad de los hechos, no considerando la necesidad de sistematizar el resultado en normas universales. Al mismo tiempo, esta necesidad, la de conocer la particularidad, se plantea en el marco de uno de los enfoques de investigación que manejo para esta pesquisa: el de género. El mismo enfoque de género considera que tanto hombres, como mujeres y las nociones que tiene cada sociedad acerca de ellos y ellas, son diferentes en cada tiempo, espacio y cultura determinada, he aquí la necesidad de no efectuar generalizaciones, si no interpretaciones basadas en las características especificas a niveles microestructurales. Sin negar que observáremos en esta investigación un enfoque con tintes de la corriente estructural funcionalista, me atreví a sugerir una etnometodología, así como el análisis de la conversación, que me permitiera examinar las formas en que mis sujetas de estudio, utilizan su cultura institucional para construirse como mujeres y creyentes, resaltando las formas en que han logrado refuncionalizar su historia personal, con la pertinente a la bautista. Los trabajos cualitativos, no descansan bajo enfoques monolíticos, existen diversas variantes, tantas como las mismas manifestaciones de las culturas. Al mismo tiempo, cuentan con características, más o menos particulares. Concordando con Mason (citado en Vasilachis, 2006: 25) la investigación cualitativa está:
a) fundada en una posición filosófica que es ampliamente interpretativa en el sentido de que se interesa en las formas en las que el mundo social es interpretado, comprendido, experimentado y producido,
b) basada en métodos de generación de datos flexibles y sensibles al contexto social en el que se producen, y
c) sostenida por métodos de análisis y explicación que abarcan la compresión de la complejidad, el detalle y el contexto.
Pese a que en la actualidad puede ser más común encontrar estudios con la perspectiva cualitativa, no considero que sea la única, o la más importante para efectuar estudios "sociales". Tampoco creo viable contraponer a lo cualitativo vs lo cuantitativo o incluso, apoyarme de la primera por ser una moda o algo que puede ser lo académicamente correcto. Pienso que para la naturaleza del estudio que desarrollo en la presente, aunada a mi formación dentro del ámbito etnohistórico, es bastante viable una noción o esquema cualitativo, complementando la misma, con datos duros obtenidos de algunas instituciones nacionales e internacionales, que me pueden ayudar a corroborar lo argumentado aquí.
En lo que respecta al trabajo etnográfico, no podemos negar la influencia de un clásico como Malinowsky (2000), así como la mayor parte de herencias que provienen de la antropología social y cultural tanto de la escuela inglesa, francesa, norteamericana y Latinoamérica, resaltando el caso de México.
Aunque las primeras preocupaciones surgen en los procesos de investigación en torno a los grupos originarios o mejor conocidos como indígenas en las tierras ajenas a Europa, bien sabemos que muchas de las técnicas surgidas de las aventuras investigativas de los iniciadores (siendo predominantemente varones) ahora son potencial y realmente aplicables a otras circunstancias, temáticas, dinámicas e inquietudes académicas, tales como rituales de nuevos movimientos religiosos, el ámbito deportivo, los procesos de enseñanza aprendizaje, el contorno de salud, la cultura política, entre otros.
Al mismo tiempo se ha diversificado el pensar, e incluir nuevas y nuevos actores sociales, que van más allá de líderes políticos y religiosos, militares, intelectuales, empresarios, etc. Ahora podemos notar y visualizar (sobre todo para el caso mexicano) a las y los niños, las mujeres, grupos lésbico-gays, rockeros, graffiteros, emos, musulmanes, cristianos no católicos, entre una amplia gama de grupos sociales con ideologías, estilos de vida, doctrinas no oficiales, disidentes o simplemente diferentes y generalmente no localizados.
El trabajo etnográfico para los casos descritos es de suma importancia, sirviendo para contradecir en más de una ocasión los datos duros arrojados de los resultados de investigaciones de carácter cuantitativo. En este sentido, el etnógrafo participa abiertamente o de manera encubierta, en la vida diaria de las personas durante un período de tiempo, observando qué sucede, escuchando qué se dice, haciendo preguntas; de hecho haciendo acopio de cualquier dato disponible que sirva para arrojar un poco de luz sobre el tema en que se centra la investigación (Hammersley y Atkinson, 1994:15). Esto último resulta lo rico de una investigación de esta naturaleza, brindar el plus, lo que un dato, como los números, nunca podrá indicar o explicar.
Apoyándome de lo descrito, este trabajo concibe tres enfoques. El primero es histórico, considerando el análisis de algunas temporalidades, basándome de algunos documentos oficiales (historia oficial), de parte de la iglesia bautista El Buen Pastor, así como de folletos, Biblia (en su versión Reina Valera), libros y revistas a los que recurren las mujeres de la unión femenil bautista misionera investigada.
También consideramos la variable de la historia oral, concibiendo en este sentido a ellas como documentos que nos rebelen su propia historia e información necesaria para el fin expuesto. Este aspecto de la investigación se sugiere debido a la carencia de información de primera mano al respecto del tópico a investigar. Ana Lau Jaiven (2006: 90) nos dice que el reconocimiento, de que la historia oral es capaz de aportar luz en campos poco accesibles, ha permitido considerar a la historia de las mujeres como el mayor desafío y contribución de que la evidencia oral puede ofrecer el quehacer histórico. A partir de un acercamiento a la memoria femenina, bien podemos rescatar la vida cotidiana de las sujetas de estudio, así como hurgar sobre la identidad de género de las mismas.
Al entrevistar mujeres lo que buscamos no es información sobre hechos escuetos, si no representaciones mentales, y aquí el sistema sexo/género se hace visible, patente. A las mujeres se les ha asignado un papel en la sociedad que se manifiesta en el quehacer cotidiano. La entrevista pone de relieve las vivencias de las informantes a través de su propia palabra y nos permite analizar la especificidad del lenguaje femenino y alcanzar una perspectiva de género que nos ayude a comprender la identidad y subjetividad femeninas (Lau, 2006: 96).
Las formas de hacer historia oral, pueden ser tan variadas, como las mismas personas que intervienen en las entrevistas, los contextos, la temporalidad, los tiempos y tecnologías con las que se cuentan. Sin negar que la historia oral nos haya heredado nuevas posibilidades para pensar y hacer la Historia de mujeres (entre otros ejemplos de historia), este tipo de historia también nos incita a pensar en los retos y sesgos, que caen en discusiones un tanto bizantinas sobre la aparente objetividad y subjetividad de las pesquisas de corte cualitativo. Pese a lo descrito, resulta ser, en lo personal, una forma necesaria de replantear la historia de los grupos humanos que no se ven reflejados en los documentos tradicionales y recurrentes por los señalamientos positivistas.
Por otra parte y a pesar de contar la iglesia con una especie de archivo histórico, donde llevan sus registros sobre las y los bautizados, eventos especiales, bodas, defunciones, entre otros, no pude tener acceso a los mismos. Caso contrario, logré obtener narraciones sobre su historia (documentos escritos) y entrevistas informales con ellas. Este aspecto, sugiere la intervención de la antropología cultural (segundo enfoque) para clarificar varios aspectos de esta pesquisa. La evidencia etnográfica me auxilió en donde la indagación histórica no pudo llegar. El tercer enfoque será el de género. El mismo se explicará y profundizará en el apartado pertinente de esta investigación.
Una parte de la indagación resulta ser de gabinete. La revisión de textos o referencias para la creación de un estado del arte, resultó ser el primer paso de la presente. En torno a este segmento de la pesquisa, se procedió a la delimitación sobre conceptos tales como campo, campo religioso, religión, migración, entre otros más. Al mismo tiempo, se buscó y revisó, aquellas obras que albergaran información sobre la ubicación geográfica, historia (historiografía), y datos generales tanto de la localidad (Miahuatlán) en la cual se desarrolló el estudio, así cómo en la región Sierra Sur. También se procuró encontrar las referencias sobre escudriñamientos desarrolladas con los enfoques y/o teorías utilizadas en esta indagación, enfatizando la localización de fuentes producidas en tierras oaxaqueñas, lamentablemente, como explico en el primer capítulo de esta tesis, las mismas son escasas.
Para el caso del trabajo de campo , se recurrió en primer término a la visita constante a las reuniones de los domingos (culto) de las 11 a.m. (ya que también cuentan con una por la tarde), esto para observar la forma en que ellas socializan (entre ellas y ellos), participan y exponen sus necesidades ante la comunidad. Se acudió a la reunión con la hora señalada, debido a que consideré que a ésta, asiste más feligresía, a diferencia de la vespertina, esto me permitió observar a la comunidad religiosa casi en su totalidad, así como sus interacciones genéricas, entre otros detalles. También puse atención especial a la predica referente al rol que deben fungir las mujeres, considerando este aspecto como un factor que determina y afirma la identidad femenina cristiana de la iglesia. Por otra parte, obtuve permiso por parte de ellas para asistir a las reuniones de la Unión Femenil Bautista Otta G. Walters, los días martes de 6 a 7 p.m. Cabe señalar que esta investigación se realizó desde 2007 al presente, en la ciudad de Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca. Aunque deposité una atención especial a las mujeres que forman parte de la Unión Femenil, conformada por un aproximado de 15 personas (mujeres), también me enriquecí con las charlas informales con otras y otros miembros de la iglesia. A su vez, esta investigación, plantea algunas historias de vida, que enriquecerán la noción de la historia y la cultura de género que ellas experimentan al interior de su Unión Femenil.
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